Se introdujo la interesante Paradoja del Poder y quedará en deuda el análisis que desentrañe al verdadero agente detrás del Estado, el que lo utiliza como instrumento coercitivo. Esto porque urge analizar la pregunta que JM plantea acerca de la administración de Poder, pero antes la obtención de este.
Para hacerlo es necesario desmembrar más fino acerca de los medios de negociación que restringen la relación de Poder.
Por culpa de esas coincidencias que a menudo nos suceden, llegó a mi poder un libro titulado “El cambio del poder” de Alvin Toffler. Obviamente llegó, lo que le concede el título de coincidencia, después de haber planteado aquí el tema del Poder. Es muy probable que en otro momento conversemos acerca de las coincidencias, lo que sucederá sin duda en El instante adecuado.
Prosigo, el autor reconoce, a mi parecer adecuadamente, tres medios como los más importantes que emanan Poder: violencia, riqueza y conocimiento. A esta triada agregaría yo el binomio confianza-lealtad, al cual identificaré por simplicidad sólo como confianza. Estos medios emanan distintas calidades de Poder. El conocimiento y la confianza son los de mayor calidad al ser los que dan resultados más flexibles en el ejercicio del Poder. Con estos últimos el poderoso puede lograr incluso que el legitimador desee por cuenta propia hacer lo que el poderoso quiere e incluso darle las gracias. No sucede así con la violencia y la riqueza, ya que con la primera sólo puedes castigar mientras que con la segunda, a pesar de ser de mayor calidad, sólo puedes sobornar o incentivar.
Si un grupo de legitimadores desea llegar a administrar el Poder deberá utilizar una configuración de estos medios. Así por ejemplo, si analizamos las revoluciones por la vía armada vemos que, aparentemente, hay una utilización prioritaria de violencia. No hay que engañarse, el conocimiento y la confianza aparecen en las sombras motivando a que el resto de la población la apoye. Pero no sólo allí, también influyen directamente en la estrategia de guerra y en la disciplina interna de los insurgentes; asimismo, la riqueza se despliega en la obtención de armas y municiones, así como en la publicidad hacia el resto de la población. Importante es observar que el bando revolucionario suele estar en desventaja de material bélico frente al ejército del Estado imperante.
Así, tal y como se ve en el ejemplo, el conocimiento y la confianza parecen ser los medios más útiles para la obtención de Poder. Interesante es que el conocimiento -hasta cierto límite- y la confianza son más accesibles a la población que la obtención de riquezas o armas.
Para hacerlo es necesario desmembrar más fino acerca de los medios de negociación que restringen la relación de Poder.
Por culpa de esas coincidencias que a menudo nos suceden, llegó a mi poder un libro titulado “El cambio del poder” de Alvin Toffler. Obviamente llegó, lo que le concede el título de coincidencia, después de haber planteado aquí el tema del Poder. Es muy probable que en otro momento conversemos acerca de las coincidencias, lo que sucederá sin duda en El instante adecuado.
Prosigo, el autor reconoce, a mi parecer adecuadamente, tres medios como los más importantes que emanan Poder: violencia, riqueza y conocimiento. A esta triada agregaría yo el binomio confianza-lealtad, al cual identificaré por simplicidad sólo como confianza. Estos medios emanan distintas calidades de Poder. El conocimiento y la confianza son los de mayor calidad al ser los que dan resultados más flexibles en el ejercicio del Poder. Con estos últimos el poderoso puede lograr incluso que el legitimador desee por cuenta propia hacer lo que el poderoso quiere e incluso darle las gracias. No sucede así con la violencia y la riqueza, ya que con la primera sólo puedes castigar mientras que con la segunda, a pesar de ser de mayor calidad, sólo puedes sobornar o incentivar.
Si un grupo de legitimadores desea llegar a administrar el Poder deberá utilizar una configuración de estos medios. Así por ejemplo, si analizamos las revoluciones por la vía armada vemos que, aparentemente, hay una utilización prioritaria de violencia. No hay que engañarse, el conocimiento y la confianza aparecen en las sombras motivando a que el resto de la población la apoye. Pero no sólo allí, también influyen directamente en la estrategia de guerra y en la disciplina interna de los insurgentes; asimismo, la riqueza se despliega en la obtención de armas y municiones, así como en la publicidad hacia el resto de la población. Importante es observar que el bando revolucionario suele estar en desventaja de material bélico frente al ejército del Estado imperante.
Así, tal y como se ve en el ejemplo, el conocimiento y la confianza parecen ser los medios más útiles para la obtención de Poder. Interesante es que el conocimiento -hasta cierto límite- y la confianza son más accesibles a la población que la obtención de riquezas o armas.
Para continuar contestando acerca de la administración del Poder es necesario escarbar en el agente detrás del Estado. Es decir una vez que "el pueblo" -pues no suele ser todo él- toma el Poder, qué Estado implementará. De allí se desprenderán los modos de administración.